¡Bienvenidos a El rincón
de tu Psi ¿Qué?!
Volvemos de vacaciones, y
traemos nuevo post.
Hoy, queremos comentar
algo más habitual de lo normal, lo que denominamos TAS (trastorno de ansiedad
por separación).
¿Os ha pasado alguna vez?
“Mi niño no se separa de mí, no hay forma de que se quede solo, y tiene ya 8
años… ni siquiera quiere dormir solo. Tengo que dormir con él.
Cuando lo llevo a la escuela, le cuesta un berrinche. Todo el día está preocupado por si nos pasa algo, no puedo ir a comprar y dejarlo solo ya que me llama al teléfono para ver donde estoy y por qué tardo. No sé qué ha podido pasar para que piense así ya que no ha pasado nada importante en la familia. Quizás piense que lo voy a abandonar… y no sé cómo decirle que eso no va a ocurrir nunca”
Cuando lo llevo a la escuela, le cuesta un berrinche. Todo el día está preocupado por si nos pasa algo, no puedo ir a comprar y dejarlo solo ya que me llama al teléfono para ver donde estoy y por qué tardo. No sé qué ha podido pasar para que piense así ya que no ha pasado nada importante en la familia. Quizás piense que lo voy a abandonar… y no sé cómo decirle que eso no va a ocurrir nunca”
Lo que los niños sienten
es un miedo o ansiedad excesiva por la separación de las personas por las que
siente apego. Lo demuestran por: miedo cuando prevean que van a separarse de
ellos, miedo a estar solos sin la figura de apego, miedo a dormir solos, miedo
a ir a la escuela por el hecho de quedarse solos, preocupación por
acontecimientos que puedan causar la separación de la figura de apego, etc.
Puede desencadenarse por
muchos motivos: un simple comentario cuando son pequeños sobre la separación de
ellos, un acontecimiento al que los adultos no damos importancia, pero para los
niños es importante, pensamientos sobre la separación que ellos se crean y que
no nos cuentan, sino que lo extrapolan apegándose aún más, la sobreprotección
de los niños, que hace que no experimenten la frustración y la autonomía, entre
otras. La inseguridad y dependencia parental hace que necesiten de los padres
para llevar a cabo su día a día.
Ver de esta ansiedad algo
normal, solo hará que los peques dependan siempre de una figura de apego
cercana. Pero desafortunadamente, esto no siempre va a ser así. Tendrá que
jugar solo con sus amigos, tendrá que ir al colegio solo, tendrá que dormir
solo, y además ser capaz de resolver sus propios problemas. Esto es tener
autonomía e independencia.
Para corregir esto,
tendremos que ver primero cuáles son sus pensamientos. Si el niño está pensando
ideas como “Solo no seré capaz de hacer las cosas”, “No puedo dormir solo
porque tengo pesadillas”, “Si no estoy con vosotros seguro que me pasa algo”,
tendremos que explicarles que eso no va a pasar, que solos sí pueden hacer las
cosas, y que las pesadillas, por ejemplo, son porque tiene miedo a todo esto.
Cuando deje de tenerlos desaparecerán.
Cuando el niño esté
dispuesto a enfrentarse a sus miedos, lo que haremos será forzarlos
gradualmente a que se expongan a ellos. Es la única forma con la que pueden
desmentir sus ideas irracionales y comprobar que, por ir solos a la escuela, o
dormir solos, no ocurre nada, sino que, todo lo contrario, han crecido como
niños siendo un poco más independientes. Muy importante es el refuerzo,
reforzar verbalmente con elogios cuando los niños consigan sus metas, ayudará a
que alcancen esa motivación para seguir enfrentándose a esos miedos.
Una vez más, vemos que
dejar a los niños que se confundan, que aprendan de ello, es bueno para que
esas ideas irracionales que pueden crearse desaparezcan. De nuevo, es
importante educar en la autonomía e independencia para formar personas
individuales con recursos propios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario